A
un murte o un hijo de puta
Que poco hombre es el
bellaco que se jacta
De sus conquistas
amorosas, dando nombres propios
No existe peor deshonra,
que el empañar un buen nombre
Nada justifica el deshacer
en pedazos, un corazón ilusionado
No existen perdidas ni
buenas. Todas enamoradas actúan igual
Entregan todo a cambio de
nada. No importa ser tildadas de tontas
Muchas se venden por muy
poco, otras cobran a su manera
Quien paga por pecar, es
un chulo jugador de ruleta rusa
¿No aportan los mejores
goces, las relaciones de amantes?
¿Es natural el querer,
como aman los enamorados?
Errar es humano, más
cuando arde con pasión la cosa
Después de acariciar la
dicha, es imposible controlar la tormenta
Nada augura más felicidad
que una cosa grande y bien entrenada
Pocas veces los
jactanciosos machistas, gozarán de mujeres con valía
Se conquistan con besos y
palabras dulces: Sus corazones y cuerpos
Una dama bella nunca se
puede comparar a una moza murte
Jamás el deseo amoroso
puede ser: tímido, ingenuo o inocente
Cuando se ama y erecta la
verga, es imposible controlar su cabeza
¿No son piadosos los
agujeros, que trucan tormentos por sosiego?
Héctor Cediel