lunes, 18 de noviembre de 2013

A un murte o un hijo de puta


Que poco hombre es el bellaco que se jacta
De sus conquistas amorosas, dando nombres propios
No existe peor deshonra, que el empañar un buen nombre
Nada justifica el deshacer en pedazos, un corazón ilusionado
No existen perdidas ni buenas. Todas enamoradas actúan igual
Entregan todo a cambio de nada. No importa ser tildadas de tontas
Muchas se venden por muy poco, otras cobran a su manera
Quien paga por pecar, es un chulo jugador de ruleta rusa
¿No aportan los mejores goces, las relaciones de amantes?
¿Es natural el querer, como aman los enamorados?
Errar es humano, más cuando arde con pasión la cosa
Después de acariciar la dicha, es imposible controlar la tormenta
Nada augura más felicidad que una cosa grande y bien entrenada
Pocas veces los jactanciosos machistas, gozarán de mujeres con valía
Se conquistan con besos y palabras dulces: Sus corazones y cuerpos
Una dama bella nunca se puede comparar a una moza murte
Jamás el deseo amoroso puede ser: tímido, ingenuo o inocente
Cuando se ama y erecta la verga, es imposible controlar su cabeza
¿No son piadosos los agujeros, que trucan tormentos por sosiego?

Héctor Cediel